Como en la zona rural no existe la posibilidad de un alcantarillado, la población de estas comunidades solo puede dotarse de letrinas. Esta infraestructura es la más económica y, por ende, la más accesible para la población rural, cuya situación de pobreza no les permite una mayor inversión. Pero la mayoría de estas infraestructuras están en muy mal estado y han superado su capacidad, por lo que las aguas negras se filtran al subsuelo provocando, además de un grave perjuicio ambiental, olores desagradables y focos de contaminación que afectan negativamente a la salud de las personas y a sus niveles de dignidad y satisfacción. Además, estas viviendas no disponen de un espacio dedicado a la higiene personal (ducha) y al aseo-limpieza, (como lavanderos), por lo que estas tareas suelen hacerse fuera del hogar y afectan especialmente a las mujeres por la falta de privacidad.

Familias Unidas, junto a la Cooperativa Multifuncional Salud para Todos y con la participación de Habitat para la Humanidad Nicaragua, hemos atendido la mejora del saneamiento de las comunidades del Robledal y la Montañita mediante la instalación de 56 “ecobaños” que han beneficiado a 280 personas.

A diferencia de las intervenciones realizadas en los barrios de Estelí, estas unidades sanitarias, además del inodoro, ducha y lavandero, disponen de una planta de tratamiento domiciliar de los lodos fecales compuesta por dos tanques y un biofiltro que separan los sólidos de los líquidos, evitando que las aguas negras y/o grises se filtren directamente al subsuelo, uno de los mayores focos de infecciones epidemiológicas de la zona y de degradación del entorno natural.

Hay que destacar que, en el caso de la comunidad de la Montañita, la instalación de unidades sanitarias ha sido fruto de un proyecto anterior de mejora del sistema de abastecimiento de agua potable en la comunidad, (revista 40). Gracias a esta intervención, esta comunidad ha conseguido disponer de un acceso de agua domiciliar, además de ver aumentada la cantidad y frecuencia de agua. Ello ha permitido que pueda instalarse una infraestructura de saneamiento sostenible en el espacio de sus viviendas. De esta manera, un proyecto anterior ha dado pie a una nueva actuación, estableciéndose así sinergias dentro de nuestro programa de desarrollo para un mayor beneficio de la población de estas comunidades.

El proyecto ha estado acompañado de un proceso educativo en “vivienda saludable” para mejorar los hábitos de salud e higiene de la población en el hogar y garantizar el correcto manejo de la unidad sanitaria instalada. Por otro lado, las familias beneficiarias han colaborado de manera directa en el proyecto, trabajando en tareas de construcción, transporte y almacenaje de materiales y participando de forma activa en el seguimiento y evaluación de la intervención.

Por último, el proyecto ha incluido un componente específico de género en aras de contribuir a una igualdad efectiva entre hombre y mujeres a la hora de asumir la responsabilidad en la gestión de las áreas de saneamiento, higiene y salud en del hogar.